Hace poco tiempo y después de +365 días buscando y luchando por una nueva oportunidad profesional he conseguido reincorporarme al mercado laboral. Vuelvo a lo que más me gusta del mundo (¡además del chocolate!), a trabajar por y para las personas, todo un lujo que me hace sentir una de las personas más afortunadas del mundo.
En estos días he recibido además de muchos mensajes personales felicitándome por mi nuevo trabajo, cientos de correos y enhorabuenas de mis contactos de Linkedin, Facebook y Twitter. Con la mayoría de estos contactos mantengo una relación fluida e intercambiamos a menudo nuestros puntos de vista profesionales y hasta personales, leo y comparto sus artículos y ellos me ayudan compartiendo mis posts, en definitiva, con muchos de ell@s, tengo una relación que va mucho más allá del simple contacto profesional en la red, y a algun@s los siento como verdadero@s amig@s virtuales, gente de la que aprendo y con la que comparto muchas cosas de mi día a día, gente que me conoce bien y caras a las que yo, poco a poco, voy desvirtualizando y haciendo de nuestra relación una relación mucho más cercana y real.
Como os decía, he recibido cientos de mensajes, pero uno de ellos llamó especialmente mi atención. No es un contacto con el que tenga una relación especialmente próxima, al menos no hasta ahora, pero sí es una persona que siempre que publico algo, tiene a bien comentar y darme su opinión, además de ayudarme en la difusión, ni siquiera somos de la misma ciudad, así que de momento no hemos podido pasar del 2.0 al 1.0, aunque espero poder hacerlo más pronto que tarde, sobre todo, después de escribir este artículo, estoy segura de que ella, a pesar de no dar más datos, sabe que me refiero a ella; sí, estoy hablando de ti.
En su mensaje me felicitaba, y me decía, no sin cierto tono melancólico, que yo era una afortunada, que había perseguido durante mucho tiempo un sueño, volver a trabajar en Recursos Humanos, y que lo había conseguido, que no sabía si era cuestión de suerte o de constancia, pero que no había nada mejor en la vida que trabajar en lo que a un@ le gusta (como si a ella le tocase de lejos).
Y es así, no se equivocaba, tengo que reconocer que no sería tan afortunada si no trabajase en lo que realmente me gusta: «con las personas», que es lo que realmente me hace sentir buena profesional, y es aquello en lo que estoy dispuesta a invertir y echar horas y horas porque el tiempo se me pasa volando.
Su afirmación me removió por entro y me hizo plantearme muchas cuestiones: ¿Cuánta gente trabaja hoy en trabajos que no les gustan? ¿Trabajar a cambio de un salario sin ninguna otra contraprestación o satisfacción emocional? ¿Son personas frustradas que no ven otro camino que seguir donde están? ¿Cómo se sobrelleva esta situación? pero sobre todo, ¿Cómo se gestiona?
Si tú eres una de esas personas que se sienten infelices, bloqueadas en definitiva, porque no estás haciendo lo que de verdad te gustaría, si has aceptado un trabajo porque era el único salvoconducto que te quedaba para tener un salario, un simple salario a final de mes que te permitiese pagar tus gastos mensuales, o si todavía no has descubierto «eso» que te hace feliz, entonces estas líneas están escritas para ti.
Empezaré por decirte, que afortunadamente las cosas no son o blancas o negras, sino que hay muchas tonalidades, vamos, que hay otras muchas opciones, y no debes bloquearte eligiendo entre las dos únicas visibles a primera vista, sólo hace falta rascar un poquito para ver otras alternativas:
- Trabaja en lo que puedas pero no dejes de buscar aunque sea 1 minuto al día aquello que te gusta by @Yoriento. Es posible que no puedas dejar tu trabajo hoy por hoy, al menos no, sino tienes un buen colchón económico que te permita vivir sin trabajar. Abandonar de buenas a primeras tu trabajo y partir de cero puede significar estrés y afectarte de muchas maneras, una opción es considerarlo un medio para conseguir lo que de verdad quieres. Pregúntate ¿Qué te puede proporcionar de forma positiva tu trabajo actual? Pagar las facturas a final de mes, relacionarte con otros compañeros de profesión, tener la cabeza ocupada, hacer contactos nuevos o ahorrar para formarte en aquello que te gusta. Así que sigue currando, pero no dejes de dedicar esos minutos diarios a alcanzar tu sueño.
- Define tu objetivo ¿Qué quieres hacer? ¿Qué te gusta hacer? ¿Qué puedes ofrecer a esa empresa que te diferencie del resto? ¿Cómo lo vas a hacer? No dejes tu Plan de Acción para más tarde, ¡empieza ya!, coge lápiz y papel y da respuesta a estas preguntas, ponte plazo, identifica tus metas intermedias, qué vas a hacer para llegar donde quieres, pero te recuerdo que lo primero es saber dónde estás. No andes por andar, no des palos de ciego, no gastes tus energías, lo primero para llegar es saber donde estás y lo segundo, saber dónde quieres ir.
- Muévete, no te quedes quiet@! En muchas ocasiones nos quejamos y nos lamentamos, pero no hacemos nada por cambiar, craso error. Es evidente que no vas a lograr tu objetivo, o no vas a llegar a tu meta dando un gran salto, deberás dar pasitos, pasitos que te acerquen cada vez más, así que ¡muévete, no te quedes quiet@! empieza por revisar tu CV, por hacer una lista de las empresas en las que te gustaría trabajar, piensa de que forma puedes ser útil para ellas, qué te hace diferente a l@s demás, contacta con personas cercanas a esa organización, haz networking, amplia tu red de contactos, trabaja tu marca personal, fórmate, todo ello sin prisas pero sin pausa.
- Ten paciencia, las cosas no llegan de un día para otro. Lo sé, este mundo va rápido muy rápido y nosotr@s estamos acostumbrad@s a hacer las cosas para obtener resultados de forma inmediata, siento decirte, que ésto no funciona así, debes sembrar y esperar a que germine la simiente.
- Si quieres resultados diferentes, haz cosas diferentes. ¿Quieres obtener resultados diferentes a los conseguidos hasta ahora? Pues empieza por resetéarte, sí has oído bien, resetéarte, reinvéntate, reconvértirte en otro profesional. Es evidente que las empresas y organizaciones ya no buscan al típico profesional que les ofrezca un CV intachable y que lleve años realizando las mismas funciones, las cosas, afortunadamente, han cambiado, ahora se opta por un profesional polivalente, que se sienta cómodo y sepa enfrentarse a los cambios, que conozca a muchas personas y que tenga una amplia red de contactos y colaboradores, que tenga competencias digitales, que se convierta en el mejor embajador de la empresa. Qué no eres así, ¡estás de enhorabuena! porque todas estas competencias puedes entrenarlas, empieza por cambiar pequeñas cosas, por hacer las cosas de forma distinta, por coger en tu día a día diferentes caminos para llegar a otros lugares.
- No tengas miedo a equivocarte. Es muy posible que lo hagas, en eso consiste hacer las cosas diferentes, en eso consiste reinventarte, en fracasar en muchas cosas. Es posible que no consigas llegar a tu meta por el primer camino que elijas, es probable que tengas que cambiar a mitad de trayecto y elegir otros caminos alternativos. Durante esta travesía es posible que descubras que cosas que creías que te gustaban ya no te reportan ninguna satisfacción, y que descubras sensaciones nuevas que no sabías que estaban ahí, mantén tu mente abierta, escucha qué demandan las organizaciones, piensa en ese algo, ese «talento» que te hace especial y que puede ayudar a otros, y sobre todo, asume el riesgo, y por supuesto, el error como parte del éxito.
«Tu trabajo consiste en descubrir cuál es tu trabajo y, entonces entregarte a él de corazón» Buda Gautama
Querida contacto, espero que estas líneas te ayuden a descubrirte en tu camino profesional, pero sobre todo, te ayuden a descubrir que nada es producto de la suerte y la casualidad, y que detrás de toda meta, hay un objetivo definido, hay un plan de acción, una ilusión, mucho trabajo, constancia y por supuesto… suerte, que no es más que las circunstancias que tu misma creas a tu alrededor.
Y ahora, ¿por dónde vas a empezar?
Foto by Manuel Morillo
Una idea sobre “Hacer lo que a un@ le gusta”
Enhorabuena Mercedes por conseguir unos de los objetivos más difíciles que hay.