Más difícil todavía, más de lo que debería… más de lo que tú creías.
Sí, me refiero al trabajo de encontrar trabajo. Quienes rastrean un empleo se despiertan casi cada mañana con nuevas oportunidades de búsqueda, pero también con miles de obstáculos cotidianos y a veces propios que, lejos de ayudar, hacen más difícil todavía el objetivo final de conseguir el trabajo ideal, o al menos el necesario.
Estoy convencida de que cuando te despidieron, o se te acabó aquel contrato temporal que nunca te renovaron pensaste en que sólo sería cuestión de tiempo, ¿me equivoco?
Pensaste que a alguien como tú, con aquel curriculum, aquella trayectoria impecable y con tantos contactos dentro del sector no le faltarían oportunidades, qué, ¿es así?
Sin embargo, han pasado muchos días, meses, me atrevo a decir que casi un año, y sin embargo, sigues ahí, en el mismo punto de partida, como si aquel día te hubieses bajado de aquel tren, en aquella estación, y ahí estuvieses todavía, ahí sigues esperando que pase otro tren que te lleve durante un largo viaje, en primera clase, con un precioso paisaje de fondo y si puede ser en buena compañía, mejor que mejor, ¿es así verdad?
Y mientras esperas en esa estación te preguntas una y otra vez porqué tú, porqué te tuvo que pasar a ti, a ti que lo habías dado todo por aquella empresa, tú que eras el/la primero en entrar y el/la último en salir, tú que nunca le dijiste NO a tu jefe, ni a los muchos cafés que te pidió, por favor, que le llevaras y que nunca te pagó.
Fíjate, podría haberles pasado a otro, pero te paso a ti.
Y sigues ahí dándole vueltas, 365 días después, con sus horas, sus minutos, sus segundos, pensando qué hiciste mal, en qué pudiste fallarles. Y mientras te sigues preguntando, machacas tu actitud (o lo que queda de ella) al ritmo de un martillo neumático, y pin-pan y pin-pan y el tiempo pasa, el tiempo corre, el tiempo vuela.
Y mientras tú sigues hundido en tus miserias, la gente de tu alrededor parece que tampoco acompaña, verdad?: Qué si “la cosa está muy mala”, que sí “mientras tengas paro”, qué si ”tu sector no está en su mejor momento”, que “para qué te vas a ir de ciudad o del país, si por ahí, todo está igual”, que por “dos duros que te pagan para qué vas a trabajar”, que “mejor aprovecha este momento de parón para ser madre”…
Excusas, razones efímeras, fugaces y sin sentido que te confirman una vez más que hay una «conjura» del mundo contra ti, porque si no, ¿por qué aún no has encontrado trabajo? has llevado más de 300 curriculums a todas las empresas de tu ciudad, has llamado o escrito a tus contactos, aquellos que tan bien posicionados estaban y que ocupaban un sillón de importancia en aquella Junta Directiva, y ¿qué? ¿cuál ha sido el resultado? Ninguno, absolutamente ninguno.
Pero, pensándolo bien, la gente lleva razón, será porque no ha llegado tu oportunidad, todavía tienes la esperanza de que un día suene el teléfono y alguien haya leído tu curriculum y zas! Por arte de magia, abracadabra… tu trabajo, ahí lo tienes! ¿Estás esperando ese momento, verdad?
La magia está muy bien, pero, es sólo eso, magia, una realidad a tu medida, inventada y creída por tu cerebro, pero sólo eso, una ilusión óptica.
Pues querido amigo, sé que te pareceré una insolente o una borde, pero siento decirte que las cosas ya no son así, el mundo es otro, ha cambiado, como te decía antes el mundo corre, vuela, y para tu desgracia, ya no funciona como antes.
Y sí, encontrar trabajo amigo mío, encontrar tu trabajo se ha convertido en una misión más difícil todavía ¿sabes por qué? Pues porque las oportunidades ya no llegan solas, sino que tienes que ir a buscarlas tú, sí tú, y si me apuras, tienes que crearlas tú.
Tu carrera, tu máster, tus quince años de experiencia ya no suficientes, y no creas que no te hablo desde el conocimiento de causa, porque a mí me dijeron tras doce años de experiencia en el mismo sector, que lo sentían mucho pero querían a “alguien con más experiencia”, ¿ficción o realidad? Tan real como la vida misma.
Además tú estás convencido de que aquél o aquella otra tuvo suerte, “hay gente con mucha suerte”, o que aquella otra conocía a alguien en esa empresa y por eso pasó el proceso de selección, o aquel otro de tu antigua empresa que tiene “trabajo de lo suyo”, pero de eso es una raya en el agua, verdad?
Esas son algunas de las muchas malas noticias, pero si quedas un rato apreciado lector, te contaré la parte positiva, aunque antes me gustaría hacerte y que te hicieras unas preguntas:
- ¿Qué has hecho diferente para encontrar trabajo?
- ¿Sabes qué puedes ofrecer exactamente a una empresa y/o organización?
- ¿Has revisado tus puntos fuertes para poder hacerlos visibles y ponerlos en valor? Y tus puntos débiles ¿los conoces? ¿has trabajado para mejorarlos?
- ¿Pueden tus antiguos compañeros de trabajo referenciarte?
- ¿Has sabido encontrar ese pequeño “tesoro” que te hace diferente del resto de esos cientos de miles de candidat@s que también optaran a la oferta?
- ¿A qué empresas vas a dirigir tus esfuerzos? ¿O vas a lanzar dardos a todas las dianas que te encuentres?
- ¿Has ido a algún evento? ¿Has conocido a gente nueva? Y como diría Francisco Alcaide ¿has practicado el arte de la incomodidad y te has obligado a romper tu rutina y salir de tu zona de confort?
- ¿Has interactuado con tu red de contactos? O debo preguntarte ¿si tienes una red de contactos solvente o, por el contrario, sigues utilizando tus redes sociales sólo para ligar, o mejor, las utilizas para colgar tus selfies de sábado por la noche gin-tonic en mano?
- Yo ya no creo en la efectividad de los portales de empleo como única herramienta de búsqueda de trabajo, pero ¿te has tomado siquiera la molestia de revisar tu perfil? ¿actualizar tu formación o tu experiencia? ¿has indicado qué programas conoces al dedillo o que competencias te hacen ser el/la candidat@ ideal?
- ¿Te has planteado como posible solución contactar con aquella empresa en la que trabajaste y de la que te fuiste por una mejora laboral? (Sí no lo has hecho, hazlo, siempre y cuando tu relación y tú adiós se produjese de una forma cordial y hubieses sabido irte).
- ¿Sabes cómo afrontar una entrevista? O debería preguntarte ¿te preparas las entrevistas a las que vas?
- En definitiva ¿Tienes un plan de acción o una hoja de ruta en tu proceso de búsqueda de empleo?
Sí has contestado a ésta última pregunta NO, empieza a replanteártelo, eso y tu actitud, porque no te digo yo, estimado lector que un día, por arte de magia, un mago no te saque un trabajo de su chistera, pero cómo lo veo difícil (llámame incrédula), yo prefiero guardar mi magia para encontrar trabajo, para ser diferente, para ser valiente y atreverme con otras fórmulas, con otras herramientas, con otra actitud al fin y al cabo, conociendo personas, compartiendo contenido, creando el mío, haciéndome visible, molestándome por averiguar, preguntándome en definitiva, cómo puedo añadir valor a los demás, y eso incluye a las empresas (al final será lo único que me diferencie del resto).
Porque buscar trabajo ya es una tarea complicada, como para qué ahora tú hagas un numerito de él más difícil todavía, como diría el presentador de una función de circo y lo compliques todo un poquito más.
(Y sí, después de haberte contado todo esto acepto que me llames loca)
Foto by Manuel Morillo
2 ideas sobre “El más difícil todavía”
Excelente post.!!!
Es toda la verdad y nada mas que la verdad!!!.
Feliz dia!!!
Gloria Morales.
Gracias Gloria por tus palabras!