La entrevista de trabajo, es sin duda, el momento clave del proceso de selección.
¿Qué por qué? Pues porque es el momento en que nos jugamos nuestro futuro profesional a una única carta.
Sí, antes habrás tenido que definir tu objetivo, los pasos a dar en tu estrategia: hacer llegar a la empresa un curriculum que no pase desapercibido, mostrar claramente lo que sabes hacer, ser visible y que lo que muestres guste o aporte valor, ofrecer resultados… ¡cómo para ahora 💩 en el momento de la entrevista!
Todas tus estrategias están encaminadas, sin duda, a conseguir una entrevista. Con independencia de que en nuestro mercado laboral, ahora primen más otras habilidades que las propias competencias técnicas, recuerda tu objetivo es debe ser ponerte frente a frente del entrevistador/a, y claro, llegados a este punto hay una serie de errores que no debes permitirte.
Y hablando de errores, hoy quiero hablaros de esos profesionales personas que utilizan la pena como argumento central de su discurso, pensando que los posicionará en lo alto de la tabla de clasificación (lógicamente no son conscientes que el efecto que producirán es justo el contrario, y quedaran relegados a los puestos de cola).
Aquí tienes 10 razones para no utilizar este recurso tan penoso y cómo darle la vuelta a tus argumentos:
♣ Mendigar o humillarse solicitando el puesto
¿Realmente crees que mendigar un puesto de trabajo o humillarse es la solución a tu problema de desempleo? Definitivamente NO lo es. Tienes razones de sobra para querer trabajar a toda costa, facturas por pagar, gastos inesperados, cubrir suficientemente las necesidades de tu familia, pero no es cuestión de rebajarte ni de castigarte más.
Mejor, deja claro a la empresa porque te interesa ese puesto, qué puedes hacer por ellos y cómo vas a mejorar su día a día si eres la persona seleccionada. Mantén el tipo y la elegancia, aunque te mueras por trabajar ahí.
♣ Las empresas buscan profesionales, no personas con problemas
Siento ser tan dura, pero ésta es la realidad.
Cuando una empresa abre un proceso de selección lo hace porque está buscando profesionales que arreglen sus problemas: acorten los plazos, mejoren los procesos o les hagan ganar más dinero, recuerda que se trata de una empresa y su misión no es la misma que la de una ONG, mientras antes tomes consciencia de que vas a ser contratado por el valor que seas capaz de aportar antes surgirá el feeling con la otra parte.
♣ No te muestres desesperado
Lo hemos comentado antes, tienes razones de sobra para estar triste, enfadado/a y hasta desesperado pero no es momento ni el lugar para mostrarlo. Parecer desesperado no es una estrategia recomendable en la búsqueda de un empleo.
La desesperación podría indicar al entrevistador justo el efecto contrario, estás desesperado y te agarrarías a cualquier clavo ardiendo, tu interés en el puesto y en la organización no son reales, simplemente lo ves como una tabla de salvación a la que agarrarte para luego volar a otro sitio que realmente si cumpla con tus expectativas.
Evita por favor, decir que este trabajo es tu única opción, que no sabes qué harás si no lo consigues, o que por favor te lo den porque tu familia y tu lo agradecerás eternamente…
Grábate a fuego que ¡tienes una única oportunidad de generar una excelente impresión en tu interlocutor! Se positivo y entusiasta. Y por favor, sonríe y aprovecha esta oportunidad.
♣ Mentir y ocultar información sobre tu vida personal
Mentir, obviar y ocultar información que puede ser fácilmente descubierta por el entrevistador, generará desconfianza en él/ella, y con casi toda seguridad, significará el final de tu participación en el proceso de selección
Un buen entrevistador con un mínimo de experiencia y de pericia sabrá detectar incoherencias en la vida profesional de un candidato/a a las primeras de cambio. Evita por tanto, mentiras del tipo, es que tengo que pasar una manutención a mi mujer que se ha quedado con todo y necesito trabajar a toda costa, o es que me despidieron porque no había trabajo en aquellos momentos, pero me llevo fenomenal con mi jefe…
Es mejor apostar por expresar en el curriculum y durante la entrevista de trabajo quiénes somos, cuáles son nuestras cualidades más destacadas y a qué estamos dispuestos a renunciar para ponerlas en marcha –en función de nuestras circunstancias personales–, que tratar de ajustar agrandando o rebajando nuestra experiencia, formación, conocimientos y habilidades a los requisitos que creemos que se están buscando.
Recuerda que, la confianza es la base de la empatía con la persona que tienes frente. Es posible, que la relación que establezcas con ese entrevistador dure años, te lo encuentres en un futuro, en otra organización, o en tu ciudad y que podrá influir en diferentes momentos de tu carrera profesional, así que es mejor basar dicha relación en la honestidad y en la verdad.
♣ Acudir a la entrevista con tu marido, con tu mujer, con tu padre o con tu madre…
Lo he visto, y no en una ni dos ocasiones, sino en muchísimos casos.
Los de RRHH entendemos que el momento de la entrevista es un momento de estrés, de nervios a flor de piel, y que hay personas que necesitan sentir esa seguridad que les hace falta para afrontar el proceso con aplomo y con garantías, pero acudir acompañados de familiares y amigos y pretender que entren en la entrevista es como si necesitaras siempre a otra persona a tu lado para hacer las cosas con seguridad, o como si los necesitarás para suplir tu falta de madurez.
Y no hablo de oídas, es que he sufrido a padres helicópteros respondiendo a las preguntas de la entrevista, o intentando negociar conmigo las condiciones de trabajo y hasta a maridos pidiéndome que les envíe a su correo el test o la prueba que deben hacer sus parejas…
Acude siempre, siempre sólo/a, una entrevista de trabajo. Ésto es una reunión personal, no es una quedada entre colegas y si necesitas que te acompañen que la otra persona se quede siempre fuera, a ser posible, del edificio, el que busca trabajo eres tú y no tu acompañante.
♣ Tú no necesitas el trabajo más que nadie
He escuchado tantas veces esta expresión en las entrevistas que a veces creo haberla normalizado.
Y digo yo ¿cómo sabes tú cuales son las motivaciones del resto de candidatos? ¿eres capaz de saber por qué quieren trabajar en esta empresa o por qué quieren este puesto? ¿o qué les mueve a estar ahí al igual que tú?
No te metas en este jardín y céntrate en tus fortalezas, en hacer visible y que quede claro al del otro lado de la mesa porque se tienen que decantar por ti y no por otros, pero evita este tipo de generalizaciones que tanto nos chirría a los profesionales de RRHH.
♣ Asumir responsabilidades para las que no estás preparado/a
Si la posición a la que aspiras implica un experiencia que no tienes, un idioma que no manejas a la perfección, unas competencias técnicas que no posees o una disponibilidad de la que no dispones e intentas hacer ver a la otra parte que si tienes, estás perdiendo tu tiempo y haciéndolo perder a la otra parte, porque luego tocará demostrarlo en el día a día, y esa prueba del algodón no engaña. No supliques una oportunidad a la que luego no serás capaz de dar una respuesta positiva.
Lo honesto: No pierdas el tiempo en un proceso de selección para una trabajo que no aceptarás, o que aceptarás y no serás capaz de cumplir y no lo olvides, sé muy respetuoso con el tiempo de los demás y con el tuyo.
♣ Poner verde a tu antigua empresa
O a tus antiguos jefes porque te hicieron la vida imposible, te p******* hasta la saciedad, te pagaban una miseria y te despidieron cuando no había motivos para ello…
Puede sonar a tópico, pero al hablar mal de otros te estás retratando a tí mismo.
Lo ideal es que resumas tu experiencia en términos positivos, aunque lógicamente, todos hemos tenido malas experiencia, o hemos formado parte de empresas y de jefes a los que no querríamos volver a recordar, tú céntrate en destacar los logros alcanzados. Si tienes que hablar de problemas o de momentos complicados hazlo siempre de manera objetiva, evitando entrar en calificaciones o mejor dicho, en descalificaciones.
♣ Lágrimas de cocodrilo
Quiero dejar claro, que nunca cuando un candidato me ha mostrado sus emociones en una entrevista ésto ha supuesto su descarte automático ni una valoración negativa, porque todos somos humanos y a veces la gestión emocional resulta inevitable por muchos motivos.
Dicho ésto, cuando hablo de lágrimas de cocodrilo me refiero a esas personas que teatralizan en la entrevista de una forma descarada y no en pocas ocasiones, con poca gracia.
Para todas ellas va esta pregunta ¿por qué no te centras en mostrarme tus fortalezas en lugar de aquello que no te hace parecer el más adecuado?
♣ Llamar para ‘interesarte’ por el proceso
Llamar para interesarte por el desarrollo del proceso de selección puede ser síntoma de interés inequívoco, eso, si no lo haces a diario y tres o cuatro veces al día.
Recuerda que en muchas ocasiones el proceso de selección se retrasa por causas ajenas el entrevistador/a, y es posible que no te pueda dar más información acerca de cómo va la cosa.
Si quieres saber cómo va la cosa, sé paciente, espera un tiempo prudencial y escribe un correo electrónico a la persona que gestiona el proceso, dejando entrever tu interés real pero no la atosigues ni te conviertas en su sombra, pues el efecto puede ser el contrario.
Si después de leer este artículo sigues pensando que la pena te puede resultar efectiva y una herramienta que te de resultados tras una entrevista, es que no te has enterado de nada, y es que no existen atajos para aquello que merece la pena, más que el trabajo y la constancia.