Foto by Manuel Morillo
Vamos al grano: te quieres ir del trabajo, ya no aguantas más, no te compensa ese sueldo o es que ni siquiera te permite llegar a final de mes, la situación con tus compañeros se ha vuelto insostenible, tienes claro que el proyecto no te va a hacer crecer y tu jefe te ignora en el mejor de los casos, porque en el peor, te podría llegar a hacer la vida imposible, y todos los domingos te pasa igual, empiezas a acusar el estrés de tener que volver a tu puesto y tu barriga no deja de darte señales y te mantiene en un tour continuo del baño al salón y del salón al baño, total que te quieres ir, pero, no tienes ni idea de cómo hacerlo. ¿Te suena?
Nadie te ata a ningún trabajo, irse de una empresa es algo totalmente legítimo y a veces, hasta necesario para tu salud, para tu dignidad y para tu crecimiento profesional o personal y otras veces, es la única opción que te queda. Pero volviendo al tema, ¿has pensado que tienes la opción de hacerlo bien? ¡qué puedes quedar bien aunque te vayas!
Pero, seamos honestos, ningún trabajo es perfecto y la mayoría de nosotros tendremos que pasar por unos cuantos (por muchos para ser exactos) antes de encontrar el que más nos llene, o eso, o Dios te ha dado un talento equiparable al de Ronaldo para con la pelota, o la capacidad de Belén Esteban para poner en valor ‘tus pocas competencias profesionales’ y vivir de ellas. Que aquí, la suerte también juega un papel importantísimo.
Dice mi colega Enrique Cejudo que hay que tener los pies en el suelo, que no hay que sobrevalorar y buscar el trabajo de tu vida a toda costa, porque por el camino hay que pagar facturas, aunque también es verdad que no basta con que un trabajo te pague la hipoteca, también te tiene que satisfacer y ayudarte a crecer, personalmente y profesionalmente.
Renunciar forma parte de la vida, y todos tenemos que hacerlo en algún momento, cuando elegimos unas zapatillas en lugar de otras, cuando cenamos en un restaurante en lugar de en otro o cuando estudiamos un grado en lugar de una carrera. Pero renunciar también es una de las situaciones más estresantes y difíciles de gestionar emocionalmente.
Y vamos a ser claras, renunciar a un trabajo es j****o, estresante y una p****a si no sabemos enfocarlo de una forma productiva.
Cambiar de empresa no es sólo dejar un empleo y buscar otro nuevo, es también irte de la mejor manera posible, sin cerrar puertas, sin destruir relaciones o sin quedar como el malo de la peli (y que tu jefe hable mal de ti cuando lo llamen para pedirle referencias tuyas), que una nunca sabe las vueltas que da la vida y con quien vamos a volver a encontrarnos en el camino.
Esto se llama efecto boomerang, pero de esto te hablo otro día.
Lo que te decía, si ya has tomado la decisión de dejar un trabajo, por el motivo que sea, hazlo de la mejor manera posible, procura salir siempre por la puerta grande y dejando una huella positiva. Sí, ya sé que no siempre es fácil y que algunas veces el universo y las circunstancias no lo ponen fácil, pero, debes saber que tienes esa opción.
Aquí te dejo mi punto de vista como profesional de RRHH, y toma nota, porque hay una serie de elementos que tienes que tener en cuenta para que no te generen ciertas inseguridades, dudas o estrés, sólo faltaba que por el camino dejaras/perdieras tu trabajo y también el apetito, tu tranquilidad o incluso tu pelazo.
La clave está en intentar no generar también en la organización ese estrés o desconfianza, qué, ¿cómo lo hacemos?
10 Tips para irte de una empresa y no cerrarte puertas
Partimos de la base que dependiendo de tu puesto y de tus responsabilidades es muy posible que tu salida suponga un problema para la empresa. Por eso, vamos a tratar de irnos creando siempre los menores trastornos posibles. Atentos a estos tips prácticos.
♦ Existen otras opciones, por ej. las excedencias. Si no lo tienes del todo claro, o si necesitas tiempo para ver la situación con perspectiva, revisa tu convenio y antes de renunciar valora otra forma de desvincularte, aunque sea temporal. Si tienes al menos un año de antigüedad en la empresa podrás pedir una excedencia o permiso no retribuido de entre 4 meses -5 años. Eso sí, si pasado un tiempo, quieres volver, debes saber que la empresa no está obligada a readmitirte de inmediato y, que en caso de que lo haga, tampoco a ofrecerte el mismo puesto que tenías.
♦ Comunícalo por escrito y sé honesto. La ley no te obliga a hacerlo por escrito, pero yo me curo en salud, haz tu escrito por duplicado y quédate con una copia sellada por la empresa como justificante de su recepción. Tampoco es necesario que des detalles exactos del porqué de tu decisión, eso sí, se honesto y explica que ésta obedece a motivos personales.
♦ Respeta los tiempos: El timing para dejar un trabajo es importante, la ley te habla de comunicar tu decisión a la empresa con un mínimo de 15 días naturales, intenta adaptarte a los tiempos, plazos y proyectos en los que estés
involucrado antes de irte. Si tienes en cuenta la estabilidad y el bienestar de la empresa esto hablará bien de ti y te hará ver como alguien comprometido que sin duda se va dejando abierta una puerta para el futuro. Recuerda, tu carta de baja voluntaria deberá tener la fecha en la que la presentas y la fecha efectiva de cese.
♦ Si llega alguien para sustituirte, ayúdalo: Acuérdate de cuando tú aterrizaste, sé paciente, 👩🏼🏫 explícale, cuéntale cómo es el día a día en el trabajo en tu puesto, como has estado haciendo tus funciones, cuéntale los detalles que debe conocer para desempeñar bien el puesto, enséñale la empresa y, por supuesto, preséntalo/a al resto de compañeros/as.
♦ Sé un profesional hasta el último minuto: Y no tirarte a la piscina sin pensar, sino todo lo contrario, pensar en cómo comunicar tu decisión de irte es fundamental para hacerlo bien. Tener las cosas pensadas hará que no solo te sea más fácil el proceso, sino que te aseguras de que nada sea hecho con prisas o de malas maneras. Así que planea y sé estratégica/o al decidir con quién hablarás primero, en qué orden comunicarás tu decisión, con qué tiempo sacarás tus cosas de la oficina o entregaras tus equipos de trabajo. Cumple con tus obligaciones hasta el minuto antes de salir por esa puerta.
♦ Gestión emocional: Te puede tocar un jefe o una jefa que se tome la comunicación de tu marcha como algo personal, no seas tonto, no respondas en la misma medida. Es una decisión ya tomada, así que mantén tu cabeza fría y gestiona tus emociones de la mejor forma posible. Una vez comunicado a tu responsable, podrás comunicarlo a tus compañeros, aunque siempre de una forma discreta. Puede que estés loco/a por gritar a los 4 vientos que te vas, que has encontrado un trabajo mejor, o puedes que estés deseando cerrar esa puerta, todos los cambios traen emociones. Como buen/a profesional deberías saber gestionarlos y manejarlos de la mejor manera.
♦ ¡Agradece siempre! La oportunidad, todo lo aprendido, lo bueno y lo malo, pero da siempre las gracias.
♦ No hables mal de tus antiguos jefes o compañeros (aunque tengas motivos para hacerlo). Ningún trabajo es perfecto, que ya te lo decía yo al principio y en todos sitios se cuecen habas, y seguramente tendrás que pasar por más de un proyecto para ‘encontrar tu sitio’ o el que más te compense, y nunca sabes si vas a tener que llamar de nuevo a esa puerta. Así que, sé discreto/a y piensa que en tu nuevo proyecto o un futuro un jefe, interpretará esas críticas o cotilleos como una deslealtad y le generarás desconfianza. Si ya lo has hecho, si has puesto verde hasta al conserje de tu anterior empresa, quién le dice que no lo harás de nuevo con él.
♦ ¡Si te vas a la competencia, ojo! Revisa primero el contrato que firmaste para evitar disgustos, puede que firmaras alguna cláusula de exclusividad, confidencialidad o no competencia. Si tienes dudas pregunta a un abogado y antes de comunicar tu cese, guarda todos los documentos o información que creas que vas a necesitar. Entre nosotros, no es muy ético, pero todos en algún momento lo hemos hecho, eso sí, recuerda que la confidencialidad es imprescindible. Una cosa es tener información de tu anterior proyecto para uso personal y otra exhibirla y compartirla sin autorización.
♦ Si preavisas correctamente, tendrás derecho a percibir el importe de los días trabajados efectivamente en ese mes, tus vacaciones devengadas y no disfrutadas, la parte proporcional de las pagas extras y los gastos generados
que tengas acordados. Nunca, nunca tendrás derecho a indemnización ni a cobrar el desempleo o paro, pues la finalización del contrato no es una situación ajena a tu voluntad.
🔚 Finalizando, vamos a ver chaval, que en un mundo globalizado como en el que vivimos es imprescindible terminar las relaciones laborales bien. Recuerda que tu marca hablará de ti y que hoy día existen plataformas como Glassdoor, un mal informe en LinkedIn o unas referencias negativas tuyas en boca de en un determinado sector que pueden determinar que, a la larga, tengamos problemas cuando queramos volver a encontrar un curro nuevo, por no hablar de la posibilidad de volver en el futuro a esa empresa. Así que si ya te has leído este post y ya has decidido que te vas ¡hazlo bien coño!