¡Más vale malo conocido qué bueno por conocer!
Sí, yo también me he repetido esta excusa hasta la saciedad cuando ya tenía claro que no podía y no quería continuar en aquel trabajo o en aquella empresa.
Pero claro, nos sentimos más seguros ahí estancados que en la incertidumbre de tener que buscar un nuevo trabajo. ¿Y todo por qué? Todo por el maldito miedo, que dicho sea de paso, es lo que nos mantiene vivos desde el comienzo de los tiempos.
Miedo a no encontrar un trabajo rápidamente, miedo a no encontrar un trabajo con las mismas funciones o responsabilidades, miedo a no tener un sueldo igual o parecido, miedo a tenernos que desplazar a otra ciudad, miedo a que nos juzgue la familia, miedo a que no sea tan bonito como lo pintan o, miedo a no dar la talla… cómo ves el miedo puede ser infinito.
El miedo al cambio nos paraliza, y lo peor es que, lo único seguro en el actual contexto laboral es esto, el cambio y esa emoción que nos produce. El miedo hace que ni siquiera intentemos buscar un nuevo trabajo, y que nos quedemos como estatuas, en el mismo lugar del que nos quejamos cada vez que tenemos oportunidad, con nuestros colegas mientras nos tomamos una caña, con nuestra familia en ese evento familiar o, con suerte, en las sesiones con nuestra psicóloga.
A estas alturas de la canción, debemos tener claro que todo cambia, el mundo cambia (por cierto, te recomiendo que leas el 📕 de Eva Collado donde ella te explica con detalle los cambios del entorno profesional y cómo gestionarlos positivamente), tu empresa crece, tus funciones posiblemente irán transformándose a lo largo de los años, el mercado laboral cambia y tienes que ser consciente de la velocidad a la que lo hace, y tú, también cambias y evolucionas. Tus expectativas y aspiraciones no serán las mismas con veintidós años que con treinta y cinco o con cuarenta seis, una hipoteca y dos churumbeles adolescentes.
Cambiar de curro, hoy por hoy, es normal porque el trabajo para toda la vida ya no existe (y mientras antes asumas y normalices esto mejor podrás dormir y más pronto pondrás ponerte manos a la obra con tu plan de acción, te lo digo de buena tinta y porque lo he sufrido en mis carnes y en las de muchas de las personas a las que acompaño en mi día a día). El miedo no es nada malo, es simplemente, la respuesta en forma de emoción a una situación de inseguridad. Y créeme, también los que tenemos mucha experiencia seguimos sintiéndolo cuando nos enfrentamos a una situación desconocida o nueva para nosotros.
Ahora ya sabes la respuesta psicológica al porqué del miedo a cualquier cambio profesional, así que nos toca aprender a vivir con miedo como nos cuenta Elena Arnaiz en este post que te dejo aquí arriba.
¿Cuándo es verdaderamente necesario el cambio?
La respuesta a esta pregunta solo la tienes tú.
Tú mejor que nadie sabes cuáles son tus límites o cómo diría mi padre –no esperes a estar más quemá que la pipa de un indio-.
Pistas para saber que ha llegado el momento:
- Echas más horas que un reloj y ya ni haciendo horas extras terminas tu trabajo. Por supuesto, estas horas nunca son remuneradas.
- Te van encasquetando funciones nuevas cada día, y tienes las tuyas, y las de los compañeros que salen 🏃🏼🏃🏻♀️ de la empresa.
- Pides ayuda y desde arriba relativizan la situación, vamos que te intentan convencer una y otra vez de que la situación no es para tanto, y qué tú puedes con eso y con más.
- Te dan unas pautas, y al día siguiente otras. Y para la próxima semana otras diferentes a las anteriores 😵💫 y claro, terminas como la jaca de la Algaba.
- Tus valores no tienen nada que ver con los de la empresa, y eso te genera, día sí y día también, dudas y malestar contigo misma. Sientes, para que no nos engañemos, que te estás fallando.
- No te sientes bien con tu equipo de trabajo y lo de trabajar con compañeros y compañeras se te hace muy cuesta arriba.
- Te llegan correos fuera de tu horario laboral a diario, y si no respondes a ellos, te cae la del tigre.
- Te pones con gripe y aun así, con tu baja médica debajo del brazo, te piden que hagas unas pequeñas tareas o estés pendiente al móvil por si te llama ese cliente.
- Empieza el chantaje emocional, –nadie te va a pagar como nosotros, no vas a encontrar nada mejor-
- Llegan las malas formas, la falta de educación, respeto, y hasta los gritos o insultos.
Estas pistas están basadas en hechos reales y en mis propias experiencias, pero estoy segura de que muchas te resultaran familiares también a ti. Así que te lo confirmo, sí, ha llegado el momento.
Cómo gestionar tus miedos y cambiar de trabajo
Te lo decía antes, el miedo siempre va a estar ahí. Normalízalo y asúmelo.
El miedo es inevitable, pero tus acciones y la gestión de estas pueden hacerte el proceso más sencillo.
Hazlo, haz con miedo lo que tengas que hacer
Lo único importante es ir dando pasos y no quedarte bloqueada/o. Empieza por actualizar tu CV, hacer una buena carta de presentación para esa empresa en la que te encantaría currar, contacta con su departamento de RRHH a través de LinkedIn, prepara esa entrevista o realiza ese curso de excel avanzado que tanto necesitas y que siempre te piden en las ofertas.
Prepárate
Buscar curro no es sencillo, tampoco es un trabajo que puedas improvisar, requiere de tiempo e información, también de formación la verdad. Ya no basta con lanzarte a la aventura con tu curriculum debajo del brazo. Necesitas conocer qué demanda el mercado laboral, cuáles son las tendencias, qué necesitan las empresas, y sobre todo, cómo puedes dar tú solución a esas necesidades.
Escribe tu plan de acción
Sí, has leído bien. No es suficiente con tenerlo todo en tu cabecita loca. Coge papel y boli y escribe: cuál es tu meta, en qué empresa y en qué puesto te ves currando, que pasos vas a ir dando para acercarte un poquito más a este objetivo, en qué debes formarte, cómo puedes enriquecer tu red de contactos o cómo puedes hacer para trabajar en esa administración pública, pero sobre todo, ponte plazos y fechas.
Poco a poco, no pretendas cambiar el 🌎 en un día
Ve realizando los cambios poco a poco, que Sevilla no se conquistó en un día.
Date permiso y tiempo
Seguramente no suene la flauta a la primera de cambio, así que ármate de paciencia y de constancia. Es posible que te equivoques o que tengas un mal día y no hagas la entrevista que tanto ansiabas de fábula, date permiso, todas/os necesitamos encontrar nuestro sitio y además estar preparadas/os para ello.
Vísualizate consiguiendo el 🎯
Sé que soy muy pesada, pero no hay nada más efectivo que visualizarte habiendo conseguido ese nuevo trabajo. Piensa: ¿Cómo te vas a sentir cuando te confirmen que eres tú la elegida/o? ¿Qué emociones sentirás en ese primer día de trabajo? ¿Cómo te ves relacionándote con tus nuevos compis? ¿Cómo te imaginas ese nuevo proyecto que te hace sentir mariposas en el estómago? ¿Cómo será poder sentir que aportas tu talento al equipo? Y lo mejor, ¿Cómo será la alegría de ver tu primera nómina en la cuenta?
Pide ayuda
Y si a pesar de todos estos consejos no puedes o no sabes cómo poner en pie todo lo que te he comentado, pide AYUDA. Recurre a profesionales que te puedan acompañar, vas a encontrar maravillosos orientadores y orientadoras, técnicos/as de empleo, coachs o psicólogas/os. Pedir ayuda siempre es de valientes y hay veces en que es mucho más fácil o llegarás antes, si haces el camino acompañada/o.
Por cierto, que te entiendo si no puedas hacerlo ahora, si crees que las circunstancias del mercado laboral no son las más apropiadas, si no puedes permitirte dejar ese curro o si no te sientes preparada/o, este post seguirá estando aquí para cuando cambies o cambien las circunstancias.
¡Mucha suerte!